El «caneiro de los canales», la estructura que da nombre al molino, fue la última de las trampas de peces que cesaron de trabajar en 1990. Consistía en una barrera hecha de material vegetal (cañas y adelfas) colocada junto a las presas de agua de los molinos. En este antiguo embalse del Guadiana, el propósito mecánico de la presa se combinó con molinos sumergibles, con estructuras de caña (canales), en realidad trampas de pesca, que luego fueron prohibidas. Las estructuras de mampostería en las que se basaron son los restos que quedan, manteniendo así su interés etnográfico.